Imam
al-Qarafi al-Maliki, uno de los grandes juristas del madhhab maliki, dijo en
cierta ocasión: "Cuando aparezcan nuevas costumbres (entre tu gente),
tenlas en cuenta siempre y, cuando ya no se sigan practicando, olvídalas tú
también. Y no te limites nunca a lo que veas en los libros (de jurisprudencia).
Al contrario, si un extranjero te pide un dictamen (fatwa), no le hables de las
costumbres de tu tierra, sino más bien pregúntale por los usos de la suya, y
después juzga de acuerdo a ellos y no según tus costumbres o lo que digan los
manuales de tu localidad. Esto es una verdad evidente y limitarse siempre uno
mismo a repetir citas (de otros autores, como papagayos) es un desvío en la fe
e ignorancia acerca de los objetivos que guiaron siempre a los eruditos
musulmanes y a nuestros predecesores en el Islam."
Una de
las fuentes primarias de legislación en el madhhab maliki es, de hecho, la
cultura local ('urf) y no hay dictamen válido que no se ajuste a la cultura
propia de cada lugar. Los sabios que vinieron de Al Andalus a visitar a Imam
Malik y le hicieron más de ochenta preguntas recibieron un "¡No sé!"
como respuesta a la mayoría, porque el Imam desconocía los usos vigentes en la
Península.
Abu
Hanifah tuvo tan en cuenta la cultura persa en sus dictámenes que su escuela
llegó a conocerse como el madhhab de los conversos. Imam Shafi'i es famoso por
tener dos series de dictámenes divergentes sobre muchos asuntos: cuando se mudó
a Egipto adaptó y reconsideró todos los dictámenes previos a la luz de la cultura
local.
"¡Mi
cultura es Islam!"... No, y no, ésa es tu religión. Tu cultura es la de tu
pueblo y la mía la del mío. Y no hay mal alguno en ello.