Me
dicen que el "consenso de todos los sabios" ya afirma (al fin) que
ISIS/Daesh son Khawarijj. Algo es algo, no digo que no, pese a no creer posible
ese consenso total, pero nadie quiere mirar al origen de las ideas de estos
bárbaros. Imagino que si tiramos del hilo encontraremos científicos,
librepensadores, celebradores de San Valentín y, por supuesto, fanáticas
tariqas sufíes que se cargan el Islam porque hacen hadras cuando pueden para
subvertir el "haqq". Promocionar la ignorancia, el salvajismo, el despotismo
y todas las bondades asociadas a estas otras tendencias que nadie nombra está
claro que, quienes hacen eso y más, NO TIENEN NADA QUE VER.
"¡Orgulloso
de ser musulmán!" es un eslogan muy de moda. ¡Vaya! Antes el Islam se
enorgullecía de sus siervos más humildes y ahora es justo al revés. Una hermana
anónima se convirtió no hace tanto, muy joven. Sus padres aceptaron todo,
incluido el salat a sus horas y los hábitos alimenticios. Sólo le pidieron que
no se pusiese el pañuelo en el vecindario bastante conservador hispano en el
que vivía la familia (y todos sabemos lo que significa eso por estos lares).
Desconozco por qué lo pidieron los padres, quizás vergüenza o lo que sea,
aunque poco importa, la verdad. Ella se enzarzó más y más por este tema, se le
fue la lengua de más y, tras repetidas advertencias, acabó de patitas en la
calle. Ella se fue, muy altiva, diciendo que "¡Allah le daría más de lo
que ellos le habían dado jamás!" Tras mil penurias no muy gratas imagino
que al fin reconoce que Allah no premia: a) discutir con tus padres, b) que se
presuma de ser tan especial que Él subhanahu wa ta'ala esté obligado a proveer
a nadie, c) especialmente si se busca la miseria por un arranque de obstinación
y estupidez, d) el desagradecimiento con lo que los buenos padres, por
misericordia de Allah mismo, le habían realmente provisto durante toda una
vida, e) el considerar irrenunciable un pañuelo y prescindible hasta el adab
más básico, f) etc.
El
converso también, o el que nace musulmán pero pasa de todo hasta edad adulta y,
de repente, descubre el Islam y quiere ser "estricto" para compensar
su pasado. Tan estricto que, viviendo en Europa se planta en las entrevistas de
trabajo con una pinta de radical yihadista, dice que por seguir la
"Sunnah", que echa para atrás y nadie le contrata. ¡Malvado
occidente!, clama al cielo. De nuevo, más importante la barba de un palmo y el
bigote rasurado y hasta la chilaba, que el deseo de ganarse el pan. ¡Allah
proveerá!, dice. ¿Le vas a obligar? ¿Como premio a una sunnah con desprecio de
un fardh?
Perdonadme,
pero tengo mañana bastante triste porque veo cosas que me horrorizan cada día.
Cada vez digo con menos énfasis a quienes me rodean "¡Eso no es el
Islam!", no porque estos ignorantes sean de verdad el Islam o el verdadero
Islam, que sin duda no lo son, sino porque veo que habría que, en vez de la
frasecita, cada vez más hacer un semestre completo de historia, teología y
política musulmanas en los últimos dos siglos, para que cualquiera, incluidos
muchos musulmanes, entendiesen mínimamente qué está pasando hoy.
Peor
que la muy real subvención financiera de estos grupúsculos que se vuelven
monstruos sanguinarios SIEMPRE, es la aún más real subvención ideológica que
les da las alas para ser lo que son y reclamar para sí el nombre del Islam.
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