Los
seguidores de las facciones más radicales del Islam están intentando aniquilar
cualquier vestigio del cristianismo en Oriente Medio y en zonas de África. Esta
forma de pensamiento va en contra totalmente con el verdadero Islam y con las enseñanzas
de nuestro profeta Muhammad(sws).
Hay
millones de ejemplos pero uno de ellos, es el documento, el cual todavía se conserva,
donde nuestro profeta(sws) garantizó protección a los monjes cristianos del
Monasterio del Monte Sinaí y, por extensión, a los seguidores de la fe
cristiana en un documento conocido como Achtiname (en persa “carta de la Paz”).
La proclama del profeta Muhammad(sws), escrita en el segundo año de la Hégira
(626) es “una llamada a la fraternidad entre todos los seres humanos”.
“Defenderé su religión y su propiedad en
cualquier sitio y modo en que se hallaren, de igual grado que lo haría por mí
mismo, por mi religión, por mis allegados, y los cobijaré contra cualquier
daño, imposición ilícita o responsabilidad ilegítima, defendiéndolos contra
toda fuerza extranjera que pretenda atacarlos, con mi propia persona y todos
los míos. Nunca se obligará a ningún sacerdote cristiano a renunciar a su
investidura, ni a nadie a abandonar su culto, como tampoco se pondrá obstáculo
a los monjes en el ejercicio de su profesión, ni serán forzados a desalojar sus
conventos ni a suspender sus giras misioneras”.
El
profeta sws frecuentó el Monasterio del Monte Sinaí donde tuvo buenas
relaciones y largas discusiones teológicas con los monjes cristianos. En el año
626 de la era cristiana, el propio profeta sws concedió una serie de derechos y
privilegios a “todos los cristianos, cercanos o lejanos”, incluyendo la
protección a los cristianos bajo el dominio islámico, así como a los peregrinos
en ruta hacia monasterios, libertad de creencias y movimiento, y exención del
servicio militar.
Continúa
el documento:
“No se obligará a
ningún cristiano a convertirse a la religión del islam, ni se le discutirá su
creencia, debiendo ser tratados con misericordia y cariño, protegiéndolos
contra toda lesión o prejuicio. En lo que respecta al matrimonio, no se
obligará a una cristiana a casarse con un musulmán, por ser indispensable su
previo consentimiento; y en caso de realizarse esta unión, deberá el marido
dejar en libertad a la esposa para practicar su culto de acuerdo a la
orientación de sus jefes espirituales, de cuyas normas tomará ejemplo, sin
obligarla en ningún caso a abjurar de su religión”.
Y
finaliza con estas palabras:
“Todo acto contrario a estos postulados
está violando la promesa de Dios y la palabra de su Profeta. Por medio de esta
promesa les concedo las mismas garantías de que gozan los musulmanes, asumiendo
la obligación de protegerlos contra todo inconveniente y proveer a su
beneficio, para que sean verdaderos ciudadanos solidarios en los derechos y
deberes comunes. Este es un mandato ineludible contraído por el profeta Mahoma
en su propio nombre y en el de todos los musulmanes, a cuya observancia se
obligan de modo estricto hasta el día de la resurrección y terminación del
mundo”.
Achtiname
en Wikipedia.
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