domingo, 18 de enero de 2015

La Compilación De Hadices

A diferencia del Corán, que es la Palabra de Dios para toda la humanidad y no sólo para los musulmanes, y que fue registrado por escrito en vida misma del Profeta Muhammad (saws), en el mismo momento en el que se revelaba, a través de un equipo de escribas designado al efecto, los dichos y enseñanzas del Mensajero de Allah no se compilaron inmediatamente. Se registraron después de su muerte, dado que era más importante recopilar y salvaguardar los versículos del Coran.

Su transmisión era oral, de padres a hijos, de maestro a discípulos. La primera generación, los contemporáneos del Profeta (BP), relataron lo que vieron y oyeron a las generaciones posteriores. La raza árabe del Hiyaz se destacaba por su memoria, cultivada desde la época pre-islámica con la preservación de una prolija reseña de las genealogías familiares que se remontaban a épocas legendarias, y en la conservación de relatos de hazañas y poesías. Esta excepcional memoria, potenciada por la trascendencia que tenían para esos hombres los hechos de la historia de los orígenes del Islam, que habían vivido junto al Mensajero de Dios, hicieron posible una transmisión de enseñanzas proféticas a las generaciones sucesivas.

Fue a lo largo del segundo siglo de la Hégira que se hizo patente la necesidad de preservar y certificar los hadices posiblemente auténticos, compilándolos de una manera ordenada según las necesidades de las diversas ciencias islámicas emergentes. Surgieron así las grandes compilaciones clásicas de tradiciones proféticas, y con ellas, toda una ciencia con diversas ramas dedicadas específicamente al estudio del hadiz.

La compilación de hadices se inicia mucho antes del nacimiento de Al-Bujari en 195H, contrariamente a lo que se cree.

Hay seis colecciones clásicas de hadices atribuidos al Profeta. Aunque se les defina como “obras auténticas - Sihah”, no implica en absoluto que lo sean o que estas estén desprovistas de errores, de manipulaciones o de aberraciones. Se ha mentido mucho en su nombre por intereses, se ha mancillado su imagen a través de miles de hadices mucho antes de que nacieran los de Charlie Hebdo. El Profeta sabía que se escribiría demasiado sobre él y por eso dejó claro que todo hadiz debía ser analizado a través del Corán. Él nunca instó a sus compañeros a escribir nada sobre él, le preocupaba más la palabra divina.
Esas narraciones fueron recopiladas siguiendo un criterio personal, los fundamentos establecidos en las ciencias del hadiz son simplemente un esfuerzo personal de los científicos del hadiz. Por lo tanto, al ser todo un esfuerzo humano existe un porcentaje de error en dicho esfuerzo, un esfuerzo que no debe ser menospreciado tampoco.

Los libros de hadiz no son referencia islámica, son referencia histórica, fuente de información, luego deben ser estudiados y analizados meticulosamente para quedarnos con lo que corresponde con el Islam en su origen extraído del Corán.

Muchos musulmanes, pertenecientes a la escuela de acepta todo y calla porque lo dice x-y-z, piensan que rechazar un hadiz es equivalente a rechazar un versículo Coránico, lo que significa que te hace un desviado, un anti-Sunna, un enemigo del Islam… La primera persona en rechazar hadices fue Aisha- Allah esté complacido con ella- rechazó una veintena de hadices directamente, no esperó leer las seis compilaciones. Umar ibnu Al Jattab prohibía que NADIE relatara nada sobre el Profeta Muhammad sino tuviera dos testigos por cada persona. Muslim rechazó hadices de su propio maestro Al-Bujari. Abu Hanifa y tantos sabios antiguos también no dudaban en rechazar cualquier hadiz dudoso tras su análisis. Así que, a los celosos del legado : ¡despertad!

Una de las grandes catástrofes de esta comunidad que se descompone gracias a su inercia y a su simplismo, es precisamente la de aceptar todo lo que empieza por “narró fulano de mengano que el Profeta dijo..” como palabra divina, como revelación divina y por lo tanto no sólo fue realmente dicho por él, sino que hay que obedecer sin cuestionar nada.

Pensemos un poco: Supongamos que esas narraciones fuesen revelación-astagfirullah- qué clase de revelación es esa que unas veces se la etiqueta de sahih-correcto o auténtico- otras de buena, otras de débil…Esto sí que es un chiste. Nos tragamos todo desafiando hasta el sentido común. Acaso existe algo llamado versículo auténtico, versículo débil entre otra decena de etiquetas? No, verdad?

Lo que es peor aún, llamar esas obras “Sihah” plural. Sahih Muslim, Sahih Al-Bujari es un insulto a la palabra divina cuando nos dice “¿Acaso no reflexionan en el Corán y sus significados? Si no procediera de Allah habrían encontrado en él numerosas contradicciones.”
Todo lo que no sea palabra divina es contradictorio.

Un último dato: No existe en todo el mundo ni un solo manuscrito de Al-Bujari o de Muslim. Lo que leemos hoy día no son obras originales. Lo que los musulmanes llaman el libro más autentico después del Corán, en verdad data de 105 -151-168-229… años después de la muerte de Al-Bujari. Lo mismo sucede con las demás compilaciones.

Hay que espabilar y dejar de creer que ya se sabe todo porque me leí dos libros o porque llevo cuarenta años de musulmán o porque mis sheikhs favoritos dicen... Hay millones de hojas sin leer aún, mucho conocimiento que adquirir con la ayuda de Allah para los que son sinceros.

Ciertamente que el profeta habló, ciertamente que dijo, pero lo que dijo no se desviaba del Corán, no se desviaba de la fitra (la naturaleza inicial del ser humano), no se contradecía a sí mismo o a la palabra divina.

Los hadices que vayan en la misma línea que el Corán, los que instan a aferrarse a principios morales, virtudes, ética. Los que instan a ser mejores creyentes, mejores seres humanos, los que describen al Profeta tal cual lo describe Allah en su libro, los que describen a Allah tal y cómo ÉL El Altísimo se presenta a sí mismo en el Corán son todos bienvenidos. El resto de cuentos de mil y una noches, de mitos fantásticos y de aberraciones no nos interesan.


La prioridad es el Corán, comprender la palabra divina, sobre todo en estos tiempos de fitna y de absoluta confusión y de desorientación.

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