La
primera declaración que Al-lah, sea glorificado, hace en Su libro es: “Al-hamdu
lil-lahi rabbil-‘alamin” (la alabanza a Al-láh, el Señor de los mundos), pues
toda alabanza viene de Él y a Él vuelve. Y este significado de la alabanza es
el que eligió como nombre para Su Profeta. Y lo llamó Muhámmad, el muy alabado,
el nombre que acompañaría a Su propio nombre en el doble testimonio del Islam:
“Atestiguo que no hay dios sino Al-lah y atestiguo que Muhámmad es el Mensajero
de Al-lah”. Palabras que los musulmanes repetimos continuamente y que están
incluidas en la llamada a la oración y en la oración misma. Por eso Al-lah
dice: “¿Acaso no te hemos abierto el pecho?, ¿Y
te hemos librado de la carga que pesaba sobre tu espalda y hemos puesto tu
mención en un lugar elevado?”. Refiriéndose con esto último al hecho de que el nombre
del Profeta, al que Al-lah le dé Su gracia y paz, es mencionado junto al nombre
de Al-lah.
Y
lo llamó Áhmad, el más alabador y el más alabado, su nombre en la Otra Vida o
su nombre en el Cielo, y lo llamó Hámid, el que alaba, y lo llamó Mahmud, el
alabado. Dice Al-lah en el Corán: “Y cuando dijo
‘Isa, hijo de Mariam: ¡Hijos de Israil! Yo soy el Mensajero de Al-lah para
vosotros, para confirmar la Torá que había antes de mí y para anunciar a un
Mensajero que ha de venir después de mí cuyo nombre es Áhmad”.
Comentando
esta aleya dice Al-Qushairí: “Todos los Profetas anunciaron a nuestro Profeta,
sea con él la gracia y la paz, pero Al-lah cita únicamente a ‘Isa, sobre él la
paz, en este lugar, porque es el último Profeta antes de nuestro Profeta. De
manera que todos los Profetas lo anunciaron, uno tras uno, hasta llegar a ‘Isa,
sea con él la paz”.
Áhmad
tiene una morfología que implica el grado superlativo en el significado de la
alabanza. Dijo Al-kawashí: “El significado es que todos los Profetas son
alabadores de Al-lah pero él es el más alabador de todos y todos ellos son
loables por sus hermosas cualidades de carácter pero él es el que más
cualidades loables posee”.
Y
dijo Ss-Suhailí: “En sus nombres Áhmad y Muhámmad hay una alusión al hecho de
que él es el sello de la profecía porque la alabanza (decir al-hamdulillah “la
alabanza a Al-lah”) está establecida por la ley revelada al terminar los
asuntos y completarlos”.
De
ahí la importancia de llamar al profeta Muhámmad por su nombre de la manera más
correcta y respetuosa como parte del respeto que le es debido, un respeto que
está por encima del que le es debido a cualquier otra criatura y que forma
parte del respeto debido a Al-lah.
El
nombre de Mahoma, que de una manera equivocada se toma como su adaptación al
castellano, parece ser que procede del francés Mahomet, que a su vez es una
adaptación del turco Mehmet, que a su vez es una adaptación en lengua turca,
debida en origen a una dificultad de pronunciación, del nombre Muhámmad.
No
vamos a entrar en dilucidar las circunstancias históricas y lingüísticas que
influyeron en que este nombre impropio se extendiera y fuera usado, pero lo que
está claro es que es innecesario usarlo teniendo acceso al nombre original,
como es el caso de todos los musulmanes en relación al nombre de Muhámmad. Pero
además en el caso de Mahoma es más grave por el hecho de las connotaciones y
las ideas asociadas que este nombre tiene. Usar este nombre está absolutamente
lejos del respeto debido al Mensajero de Al-lah.
Y
sin llegar a este grado, también entraría en esta falta de respeto, que el
nombre de Muhámmad sea mal pronunciado o mal escrito. Hay países europeos con
una gran presencia musulmana donde los propios musulmanes, contagiados por cómo
lo escriben en dichos países en los documentos oficiales, lo escriben de formas
tales como ‘Mohamed’. La pérdida de la doble eme, aunque parezca irrelevante o
no demasiado importante, incide en su significado, porque es en esa consonante
duplicada donde radica el énfasis del significado del nombre Muhámmad como
“muy” alabado. Al igual que no decimos Alá, sino Al-lah, debemos decir
Muhámmad. Otra cosa es la dificultad que un no árabe pueda tener para
pronunciarlo correctamente.
Todo
esto lo que provoca, con o sin intención, con o sin conciencia de ello, es una
mengua del respeto debido al Profeta Muhámmad, cuyo nombre va unido al nombre
de Al-lah, por lo que debemos considerar que nombres como Mahoma y similares no
deben ser utilizados ni aceptados en ningún caso por los musulmanes para
referirse al mejor y más noble de los seres creados por Al-lah.
Autor: Abdulgani
Melara
Abdel Ghani
Melara es filólogo y autor de una de las traducciones del Corán en lengua
española más reconocidas y aceptadas a nivel mundial. Ha traducido numerosas
obras entre las que cabe mencionar: Al Muwatta del Imam Malik, Ash-Shifa y
Qawaid Al Islam de Qadi Iyad, Mujtasar al Bujari, Tanbih al Ghafilin de Abu
Laiz As Samarqandi, el Diwan de Shaij Muhmmad Ibn Al Habib, etc, además de
artículos y conferencias sobre distintos aspectos del Islam.
Fuente: Islamhoy
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