En
1742, François Voltaire estrenó en París una obra de teatro llamada “El
fanatismo o Mahoma el Profeta”. Allí presentaba al Profeta (pyb) como un
impostor, un manipulador, un desleal, un hedonista descontrolado y, sobre todo,
un forjador de fanáticos.
Napoleón
Bonaparte comentó sobre la obra diciendo ¡Y quién es Voltaire para hablar del
protagonista de la Historia! Me imagino lo que diría en estos días de histeria
colectiva acerca de las caricaturas. Si el gran Voltaire es nadie para difamar
e insultar al Profeta Muhammad, menos lo será un cutre semanario. Así que, que
digan lo que quieran, que dibujen lo que quieran, porque además Mahoma es un
personaje imaginario, nuestro Profeta se llama: Muhammad no Mahoma para
empezar.
Veintiocho
años después, Voltaire vuelve a escribir sobre el Profeta y sobre el Islam,
esta vez alabando su figura. ¡Y, sí! La gente cambia, hay que darle tiempo a
algunos.
Debemos
centrarnos en analizar el problema desde sus raíces y hacernos las preguntas
pertinentes (¿por qué odian a los musulmanes? ¿por qué odian “el Islam” –no
odian el Islam porque simplemente no lo han visto, odian lo que proyectan los
musulmanes como Islam) para encontrar una solución. Todos somos responsables de
la imagen que proyectamos del Islam, tanto a nivel individual, como a nivel
comunidad.
La
Cancillera alemana, Angela Merkel, instó a los sabios musulmanes a mostrar el
verdadero Islam. Sin duda, la Señora Merkel ha puesto el dedo en la llaga. Por
otro lado, Zuhair Mahmood, supervisor de la formación de Imams en Francia,
también acertó en su diagnostico, el fracaso en ofrecer a la juventud una
educación acorde con los preceptos de nuestra religión. El fracaso en la
formación de imams de nivel.
A
los musulmanes se nos “activa” fácilmente; unos dibujitos, una
pseudo-peliculita y arde Troya! Somos seres emocionales y el Profeta no educó a
sus seguidores para que sean seres emocionales, los educó para que sean humanos
y racionales. No sé qué Profeta siguen algunos…
Uno
de los problemas a los que nos enfrentamos como comunidad es la ausencia de un
discurso islámico racional, inteligente y fiel al mensaje Coránico. El discurso
islámico difundido desde los púlpitos o desde canales islámicos por imams,
sheikhs, pseudo-sheikhs, predicadores de moda que se han nombrado como
portavoces del Islam, no sólo no está a la altura del desafío, sino que hace
más daño que bien. No produce mentes libres que cuestionan, produce esclavos
que obedecen a humanos. Gracias a ellos y a su discurso soporífero de nivel de
primaria, fuera de la realidad Coránica y de la realidad espacio-temporal, nos
encontramos con musulmanes desprovistos de profundidad, de pensamiento, de
auto-crítica, de cultura… De tales maestros, tales alumnos.
La
mente del musulmán está llena de narraciones, de edictos legales que prohíben
todo en la vida y de cuentos de las mil una noches estilo islámico. Todos saben
qué dijo el imam fulano, el sheikh mengano, pero nadie sabe qué dijo ALLAH.
Alguien
sabe, por ejemplo, que Allah le informa al Profeta en el Corán que los
asociadores de la época-mushrikun- lo llamaban “oreja”-udun-, porque lo
consideraban como alguien incapaz de distinguir entre lo verdadero y lo falso,
que sólo se dedicaba a escuchar todo y a todos. Pero en cambio, si os digo que
el profeta dijo porque lo narró fulano de mengano que él dijo que quien imita a
un pueblo es uno de ellos, seguro que os suena más. Si le pido a alguien que
analice el hadiz y que me explique a qué se refiere tampoco tenemos idea, no?
La
realidad de los musulmanes no es para estar orgulloso; personalmente no hay
nada que me irrite más que “el Muslim Pride”; orgulloso –orgullosa de ser
musulmán. Y de qué nos sirve tu orgullo, de qué sirve al Islam…Esta es la
educación fallida de los sheikhs e imams de mezquita. El Islam es el que tiene
que estar orgulloso de ti musulmán, no tú! Si no aportas nada al Islam, mantén
silencio y no seas un problema para tu sociedad.
Basta
de lloriqueo, basta de victimismo, basta de echarle la culpa a falsas banderas,
conspiraciones (todo país tiene una agenda política que quiere ver cumplida a
todo precio, no es su culpa si los musulmanes deciden hibernar
permanentemente).
La
vida es un esfuerzo constante –yihad- para mejorar como seres humanos, mejorar
como creyentes y mejorar nuestras sociedades. No está escrito que iba a ser
fácil, el Profeta no lo tuvo fácil. Así que, por respeto a él, por respeto a lo
que representa debemos despertar ya de una vez y seguir su ejemplo. Aprendamos
el Islam que él enseñó y no el que enseña el clero antes de quejarnos y decir
que los demás nos odian.
PD
: No me refiero seguir narraciones.
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